Curso de simbología bahá´í
Por Ernesto J. Fernández [1]
Segunda
Lección
El Profeta, El Punto y los Círculos del Mundo
Los
escritos sagrados bahá’ís se refieren al Profeta como “El Punto Primordial”, es
decir, como el inicio de una nueva creación, de una manifestación original.
El Báb es el “Nuqtiyiulá” (Punto Primordial),
“El que establece la medida asignada a todas y cada una de las cosas”[2]
Este simbolismo tiene
formas equivalentes en las distintas
religiones: el Punto Bindu del Hinduismo, la Perla del budismo, el Punto Supremo de la mística hebrea, la
Semilla o el Grano de mostaza del cristianismo y el Punto de la letra Ba del islamismo, son algunos ejemplos.
El punto constituye
un símbolo universal del origen. Representa el límite del proceso de abstracción. Toda
manifestación o aparición ocurre, espacial y temporalmente, en un punto.
Es dable simbolizar
cualquier tipo de entidad como un punto a partir del cual la misma se ha
desarrollado. El Corán dice: “Que el hombre advierta qué fue creado; fue
creado de una monada...”[3],
es decir, de un componente elemental, como un punto.
El átomo, la semilla,
la gota seminal, la letra y el sonido primordial son, metafóricamente, formas del Punto en
distintos niveles de lo real;
representan el origen y límite en lo vegetal, animal, humano, lingüístico y sonoro,
respectivamente.
El historiador de las
religiones Mircea Eliade ha esbozado, en su análisis de las estructuras simbólicas
del espíritu religioso, lo que puede considerarse una ontología del Punto.
Según el pensador rumano, el hecho religioso supone la diferenciación entre un
espacio sagrado y otro profano, a partir de un punto central:
“La manifestación de lo sagrado crea ontológicamente al mundo. (…) revela un punto fijo absoluto, un centro.
(…)El descubrimiento o proyección de un
punto fijo -el centro- es equivalente a la creación del mundo”[4].
Debemos tener en
cuenta que la simbología religiosa del Punto participa de una estructura cuyos
elementos tienen su clave en el Profeta. Analizaremos algunas de las múltiples estructuras simbólicas en las que el
Punto, asociado con otros símbolos, representa al Profeta.
El Punto puede equivaler a la “singularidad” que da origen al
cosmos, como también a la cúspide de la “Montaña de Dios”, a la “Fuente”, y a la
“Puerta”, por nombrar sólo algunos motivos. Esta equivalencia tiene ejemplos en
los textos del Báb:
“El rostro de Dios se contempla en la persona del
Punto primordial.”[5]
“En verdad Yo soy la “Puerta de Dios” y os doy de beber, mediante la
Voluntad de Dios -la Verdad soberana- de las aguas cristalinas de Su Revelación
que manan de la Fuente incorruptible situada sobre el Sagrado Monte.”[6]
Similar relación encontramos en la
simbología cristiana;
declara Jesús en los evangelios:
“Yo soy la puerta. Si alguien
entra por mí, será salvo”[7] y “(…) el agua que yo le daré será en
él una fuente de agua que brote para vida eterna.”[8]
La
visión del más grande de los poetas católicos, en la que
los 9 coros angélicos, “el cielo y toda la naturaleza”[9], giran en torno a un Punto sacro, tiene su equivalente en los escritos del Báb:
“Los ángeles y las almas, mediante la Voluntad de
Dios, descienden, fila tras fila, sobre esta Puerta y dan vueltas alrededor de este Punto Focal
en un amplio círculo.”[10]
Giovanni di
Paolo - Dante y Beatriz contemplan el rostro divino
Más Gran Nombre - Ex Libris de la portada del Kitab-i-Iqan
El punto y el Dios Geómetra
En el libro bíblico
de la Sabiduría, Salomón, el rey sabio, declara que Dios dispuso “todas las cosas con número, peso y medida”.
Esta concepción teológico-cosmológica
que considera a la divinidad como
creadora o formadora del universo sirviéndose de la matemática (números y
formas geométricas) constituye una estructura religiosa fundamental e invariable;
los cambios que la revelación progresiva realiza pueden esclarecer aspectos de
la misma, pero no afectan su esencia.
Esta estructura tiene
su eximia formulación filosófica en las obra de
Platón. Este filósofo afirma que el artífice del mundo, el Demiurgo, “adornó con figuras y números el caos”. La
cosmología platónica formula un universo cuya característica fundamental es la
geometría: “Dios Geometriza”
El Demiurgo platónico
ha sido además asociado a la figura del profeta en las teologías judaica,
cristiana y musulmana, entre otras.
De acuerdo con esta
concepción la simbología del acto creador divino está ligada a un instrumento geométrico,
llamado “divino” por Platón: el compás. La iconografía católica
ilustra magníficamente esta idea: Cristo, el Verbo, traza, apoyando el compás en
un punto central, el círculo del
universo.
La Creación Divina, el Punto y el Compás
La
cosmología del punto adquiere, en las distintas tradiciones, una forma
iconográfica similar, un diseño conocido como Mandala (sanscrito). Este
dibujo, que comúnmente incluye un círculo exterior y uno o más círculos
concéntricos contenidos en un cuadrado, representa tanto una imagen del
Universo como la aparición de lo divino.
Ciertos
mándalas tienen la apariencia
de un jardín en que los dibujos de
flores, en especial el loto, alternan con los de estructuras arquitectónicas.
Los bahá’ís podemos asociar con estos diseños la estructura simbólica
conformada por los edificios y los jardines del Monte Carmelo, que representa, en
cierto modo, un mandala en tres dimensiones espaciales.
La
práctica de la meditación sobre el mándala
en el hinduismo y el budismo supone un camino hacia su punto central.
Esto equivale a la ambulación en círculo alrededor del templo, o a la ascensión
a las terrazas sucesivas de la montaña sagrada. El punto representa el
sitio más sagrado del sistema, el "Centro
del Mundo", atravesado perpendicularmente por un eje, el axis mundi.
El creyente asciende en su peregrinación
por este eje como por una escalera de un número determinado de peldaños o
terrazas; 19 en la simbología bahá’í.
El más célebre mandala es el Sri yantra, utilizado por el hinduismo. Está conformado por nueve triángulos; cinco con un
vértice hacia abajo y los cuatro restantes con un vértice en sentido contrario.
Estos dos grupos representan el aspecto femenino y masculino de la manifestación
divina; y todo el conjunto se articula en torno al punto bindu, centro y origen de toda manifestación. Por estar compuesto por
nueve triángulos, se denomina al Sri Yantra “rueda de los nueve
triángulos”.
9 triángulos del Sri Yantra 9 círculos del mundo bahá´ís
Este célebre diseño
simboliza la voluntad creadora de la divinidad y las etapas de su
manifestación, es decir, de la creación del universo. La creación comienza con
la aparición del punto que, escindido por un rayo, irradia un triángulo
primordial cuyos vértices representan nuevos puntos, identificados también con
sílabas sánscritas que emanan del origen.
La estructura del Sri Yantra que puede parecernos extraña a la
simbologia bahá´í está, sin embargo, relacionada con la misma. Podemos
establecer cierta equivalencia entre el punto y los 9 triangulos del mandala y
los 9 circulos y el Punto primordial que conforman la geografía simbólica bahá’í. Los aspectos femenino y
masculino de la manifestación, representado por los nueve (4+5) triangulos
muestran tambien semejanza con la estructura simbolica de los Profetas Gemelos
, el Báb y Bahá’u’lláh, que la Mano de la Causa Abu’l-Qásim Faizí´ vincula con la pareja edénica de Adán y Eva; representación de los dos
principios complementarios, activo y pasivo, necesarios en toda manifestación.
Triángulo primordial Hindú
Triangulo del Santuario de El Báb
El triángulo equilátero es una de las figuras
ejemplares de la simbología platónica y neoplatónica. Dividido por sus
mediatrices en seis triángulos rectángulos iguales, fue postulado por Platón
como la estructura fundamental de su concepción de la materia.
El historiador de la
ciencia S. Sambursky ha escrito:
“Para Platón, los triángulos parecen haber sido los elementos matemáticos
de las superficies incorpóreas que gobiernan los procesos corpóreos de la
materia”[11]
Este triángulo aparece reiteradamente
en El Códice Atlántico de Leonardo Da
Vinci, en teselaciones, rotaciones y traslaciones que, intuitivamente,
anticipan la moderna Teoría Algebraica de Grupos.
Triángulo del Timeo de Platón
Triángulo, Códice Atlántico de
Leonardo da Vinci
En la teosofía islámica, el movimiento
descendente de la emanación se realiza
por ternarios de letras, por triángulos. El primer ternario, compuesto por las
letras Alif, Ba y Jim, actúa como cúspide de
nuevos triángulos que generan dinámicamente toda la Manifestación.
Este triángulo primordial tiene su
equivalencia en los 18 triángulos que adornan la cúpula del Santuario del Bab.
La relación se hace aun más evidente si consideramos que el punto Bindu es
denominado además “la perla”, y que esta aparece en el centro de los triángulos
del templo.
El motivo de la concha marina y la
perla, como su tesoro y mensaje divino, es un símbolo compartido por numerosas
religiones.
El sistema del Carmelo está claramente vinculado con este símbolo. Shoghi Effendi, diseñador del
sistema, llama al Mausoleo del Báb: “la concha
que contiene la perla”[12].
El Guardián dice refiriéndose a Bahá’u’lláh:
“Su Causa,
preciosa más allá de los sueños y esperanzas humanos; guardiana dentro de sus
arcas de la perla de gran precio a la que el mundo, desde su fundación, ha
aspirado (…)”[13]
Bahá’u’lláh emplea también el símbolo de la perla y la
concha:
“(…) dirigíos hacia Su santa Corte, en la orilla de
Su poderoso Océano, para que os puedan ser reveladas las perlas de conocimiento
y sabiduría que Dios ha depositado en la concha de Su radiante corazón (...)”[14]
El
cordero (Cristo) y la concha Mezquita
- Mihrab en forma de concha
La perla tiene, según Jean Chevalier, un valor simbólico particularmente
rico en Persia. Símbolo de revelación y de saber, la perla es asociada con
el conocimiento de la divinidad. En la
cosmología de los Ahl-i Haqq:
“Al comienzo no hay, en la existencia, ninguna criatura más que la
Verdad Suprema. Su morada está en la perla y su esencia esta oculta.”[15]
Los grandes poetas
místicos persas han empleado el símbolo de la perla; Rumi identifica a la perla
con el Profeta; Saadi menciona la gota de lluvia, semilla del cielo, que se
transforma en perla; Hafez habla de la perla que la concha del tiempo y el
espacio no puede contener; Attār simboliza el anhelo místico de “convertirse en perla”; “Ser una perla” es estar eximido de
dualidad, ser Uno, ser el espejo de los nombres y atributos divinos, reflejar
el mundo arquetípico.
En la iconografía India, el dios Vishnu
muestra una concha donde esta guardado el germen primigenio que es la Manifestación
del Verbo Divino en los tres mundos.
La perla también
ocupa un importante lugar en la simbología budista. Buda relata la parábola de
un hombre pobre que ignora su tesoro, una perla preciosa escondida dentro de su
ropa; el monje chino Gensha (siglo IX) describe el universo como “una perla brillante”;
el maestro Dogen (siglo XIII) relata que Gensha, que gustaba mucho de la pesca,
atrapo al pez dorado, el satori. El océano, según este monje Zen japonés, tiene
virtudes inagotables: “para los peces es como un palacio y para los dioses
es como un collar de perlas”; Dogen dice: “Una perla brillante es el
nombre del universo”[16].
Buda y la perla Vishnú y la concha
El pez remplaza en ocasiones a la concha
marina; el ho, mitológico pez-dragón chino, muestra en su boca una perla que es
considerada como una “Puerta” que conduce al Buda.
El emperador
arranca la perla al dragón y obtiene de ella su poder. De allí la sentencia,
citada por Mao Tse Tung: “La perla del dragón no se discute”.
La perla del Dragón
Según la leyenda
china las conchas que reciben en su seno el trueno conciben perlas, razón por
la que éstas son denominadas “bola del
trueno”. Similar imagen aparece en el cristianismo, San Juan Damasceno
(siglo VII) habla del rayo divino que desciende del cielo y se aloja en la
concha, en María, madre del Señor, y de ella nace la perla muy preciada[17].
La
parábola evangélica compara la perla con el Reino de Dios, y el libro del
Apocalipsis describe las puertas de la Jerusalén Celeste como perlas:
“Las doce puertas eran doce perlas; cada
una de las puertas era una
perla”[18].
El Physiologus, escrito
paleocristiano, cuenta que existe una concha en el mar, sus dos valvas
equivalen al Antiguo y Nuevo Testamento, y la perla que contiene a Jesucristo.
El Himno de
la perla, de los Hechos de Tomás, apócrifo
neo testamentario compuesto entre los siglos II y IV, vincula
claramente el motivo del héroe, el dragón y la perla:
“Si desciendes
a Egipto y te apoderas de la perla única, que se encuentra en el fondo del mar,
en la morada de la serpiente que hace espuma…”[19]
Este libro
gnóstico, alude también a la perla como
la Manifestación de Dios en el cosmos.
El Bhágavad-Gitâ
dice:
“En Mí todas las cosas están ensartadas como una hilera de perlas en un
hilo”[20]
Esta última cita es
significativa si consideramos que tanto las 18 perlas de la cúpula del Santuario
del Báb, como las 144 (cifra de la Jerusalén Celeste) del cilindro que
la sostiene, están virtualmente enlazadas conformando el collar del Bienamado.
En definitiva,
los motivos de la Puerta, la Concha y la Perla, conforman una
misma estructura simbólica en la que Buda, Cristo,
Mahoma y el Báb detentan el centro.
El Punto y el Simbolismo Alfabético
Para la mística judía
las letras del alfabeto y los números asociados a ellas son los elementos de la
Creación y la Revelación; y el Nombre de Dios, el Tetragrámaton, representa la
totalidad de lo manifestado.
La mística musulmana
sostiene similar idea respecto del alfabeto árabe: la Divinidad se manifiesta y
genera lo existente mediante estructuras de letras; la más importante es la de
19 letras que conforman el Bízmala, invocación con la que se inicia el Corán.
La tradicional “ciencia
de las letras y los números” del alfabeto árabe, denominada, al-sîmiyâ’, ocupa un lugar central en el
pensamiento y la espiritualidad islámica. Y su objetivo, al igual que el de la
Cábala hebrea y otras tradiciones, es el estudio de los Nombres de Dios y su
vínculo con el Hombre y el Universo.
El móvil de la
ciencia de las letras y los números es
el hallazgo del Más Gran Nombre o Nombre Oculto, el Centésimo Nombre, que
contiene y engendra la totalidad de los Nombres, Números y Formas. Este Nombre
Divino es representado también por medio de un mandala.
Caligrafía arábica - 99 nombres de Dios
Mandala caligráfico
tibetano
Cúpula
bahá'í y Nombre Divino
Me referiré a las dos
primeras letras, relacionadas con la cosmología islámica. La misma guarda
cierta correspondencia con la cosmología que parece desprenderse de algunos
textos sagrados bahá’ís.
De acuerdo con la
ciencia de las letras, Dios no creo el mundo por la primera de las letras, la Alif, sino por la segunda, la Ba. Esta segunda letra representa el principio
de la creación que se realiza por ella y en ella. Entre las dos extremidades de
la Ba, como entre dos polos que se complementan, serán manifestados
todos los seres.
La Creación, como toda
manifestación, implica dualidad. Ésta es la razón por la que Ba está en el inicio,
y un elemento de esta letra, su punto diacrítico, es dibujado el Cálamo Divino, la pluma de Dios, representada por la primera de las letras: Alif.
Cuando la pluma o cálamo toca el papel lo hace en un
punto, de este punto nacen todas las
letras y palabras.
El Punto de la Ba simboliza la Esencia Inefable y es llamado tradicionalmente el Tesoro Escondido y, en ocasiones, La Perla.
En el comienzo, dice
una tradición, Dios creó un punto de luz, miró el punto y trazó la Alif. ¿Qué representa la letra Alif? El vínculo del Espíritu Creador con lo
creado. Gráficamente representada por un trazo vertical, la Alif es el eje de la Creación. La Ba es el primero de los entes; con esta letra comienza
la creación: se despliega el Verbo divino.
Las dos primeras
letras simbolizan con su grafía el encuentro, en un Punto, de la forma
vertical, considerada activa (Alif), y
la horizontal (Ba), pasiva. Representan
a Adán y Eva y la multiplicidad de los seres y nombres a partir de su punto
germinal.
Letra Alif Letra Ba Alif, Ba y Creación
El Báb dice en El Bayán:
“(…) el Alif (el Evangelio) y
quienquiera estuvo en él, giro alrededor de las palabras de Muhammad, el
Apóstol de Dios"[21].
Bahá’u’lláh, en su Comentario
a las letras sueltas (del Corán), habla de la letra "A" (Alif)
como el heraldo del "Más Gran Nombre ": Allah.[22]
Un célebre hádíth afirma que todo está en
el Corán; y éste libro sagrado contenido en las 19 letras que conforman su
primera invocación, el Bízmala; todo lo
que está en el Bízmala está en la letra Ba; y esta letra, a su vez, contenida
en su punto diacrítico. Cuando la
pluma o cálamo toca el papel, lo hace en un punto. De este punto nacen todas
las letras y palabras. Este punto contiene todos los libros.
Según un conocido hádíth, el Imán Alí afirmó: “Yo soy el Punto de la Ba”. Este punto
oculto representa al Profeta, vínculo entre el mundo divino y el humano; por él
pasa el eje de los mundos.
Siyyid Kázim, precursor del Báb, menciona el
punto diacrítico de la Ba y su relación con la letra "H”; la H es
representativa del Nombre Bahá como parte del número 9 (B=2 + A=1 + H=5 + A=1)
y de su portador: Bahá’u’lláh.
La H comienza la
palabra árabe Hú (Él) y la palabra huwiyyat, que denota la identidad esencial de
Dios, que el Guardián traduce como la Esencia Divina.
Bahá'u'lláh escribe
en Los Cuatro Valles:
“Sean cuales fueran las elevadas pruebas y maravillosas alusiones aquí
contadas, no se refieren sino a una única Letra, a un único Punto”[23].
Bahá’u’lláh, se
refiere también al proceso de la Creación como el movimiento de un punto
generador de líneas:
"Sabed
que Dios, alabado y glorificado sea, tomó una línea, la dividió
longitudinalmente en dos, y rotando una sobre otra, hizo de ellas el universo.
La línea, sin embargo, es formada sólo desde el Punto cuando lo mueve.
Concebid, pues, nuestro significado"[24].
Ya no en campo de la
simbología religiosa sino en el de la ciencia, la actual teoría cosmológica del
Big Bang, en la que el universo tiene su origen en un Punto primordial o
singularidad que genera tiempo y espacio, supone también una metafísica
del punto.
El físico Paul Davis
ha escrito:
“Una singularidad o punto representa la incognocibilidad fundamental de la
ciencia. (…)Algunos cosmólogos creen que el universo surgió de una singularidad
pura. De ser así, una singularidad sería una puerta que comunica lo natural con
lo sobrenatural”[25].
Reflexión final
Aunque estamos
ciertamente muy lejos de comprender el alcance y significado de la simbología bahá'í
del Punto, podemos sospechar que alude a
una cosmología, a una metafísica y una lógica que la filosofía, la ciencia y el
arte, paulatinamente, formularán.
[2] Selección de
Escritos del Báb. Compilado por el Departamento de Investigación de la Casa
Universal de Justicia. (http://bahai-library.com/bab_seleccion_escritos)
[4] Mircea Eliade, Ocultismo, Brujería y Modas Culturales,
pág. 110, Editorial Marymar, Argentina, 1977.
[7] Juan, 10:9
[9] Dante, Divina Comedia, Paraíso, XIII, 11 y XXVIII, 41
[11] S. Sambursky,
El mundo físico a fines de la antigüedad. Pág. 85, Editorial Eudeba, Buenos
Aires, 1970.
[12] Rúhíyyih
Rabbani, La perla inapreciable, Pág.
293, Editorial Bahá’í, Argentina,1973
[14] Bahá'u'lláh, La Proclamación de Bahá'u'lláh a los Reyes y Dirigentes del Mundo (http://bahai-library.com/bahaullah_proclamacion_de_bahaullah)
[15] Jean Chevalier –Alain
Gheerbrant, Diccionario de Símbolos, Pág. 815, Ed. Herder, Barcelona,
1999.
[16] Taisen Deshimaru, Zen verdadero: Introducción al Shobogenzo,
Pág. 212, Editorial Kairós, 2001, España.
[17] Juan Damasceno, Homilías
Cristológicas y Marianas,
Pág. 123, Editorial Ciudad Nueva, España. 1996.
[19] Francisco García Bazán, Gnosis: La esencia del dualismo gnóstico, pág. 308. Ediciones
Castañeda, Argentina, 1978.
[21] Shoghi
Effendi, Dispensación de Bahá´u´lláh
[22] Alison Marshall, Tablet
of the 'Light Verse' (Lawh-i-Áyiy-i-Núr), also known as Commentary on the
Disconnected Letters: What on earth is a disconnected letter? Baha'u'llah's
commentary (http://bahai-library.com/marshall_disconnected_letters)
[23] Bahá'u'lláh, Los Siete Valles y Los Cuatro Valles, Capítulo
4.
[24] Bahá’u’lláh, Tabla
sin publicar. Traducción al inglés con carácter provisional de Keven Brown (versión
en castellano de E. J. F.)